Tras observar células de tomate al microscopio en la práctica nº 5, pudiste ver que contienen núcleo, una gran vacuola y cromoplastos, orgánulos cargados de pigmentos como el licopeno, que otorga al tomate su característico color rojo.
Dado que los frutos, como has visto, están formados por células eucariotas con el mismo ADN que el resto de la planta, pueden ser utilizados para extraer la molécula hereditaria y ver así posibles cambios. Esto sería de utilidad si quisiéramos hacer un transgénico, capaz de resistir determinadas enfermedades o de adquirir mejor aspecto, textura o sabor. Hay numerosas noticias en relación con estos experimentos en internet.
Con esta práctica vamos a profundizar un poco más en estos temas, partiendo de una técnica fácil de extracción y aislamiento del ADN.
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